Tras meses de trabajar de cerca con trabajadoras migrantes en este proyecto, estamos emocionadas de lanzar nuestro nuevo reporte: Rompiendo el caparazón: cómo las jaiberas migrantes en Maryland siguen “cosechadas aparte”. Este informe, basado en encuestas con trabajadoras migrantes, llega en un momento urgente cuando la pandemia está aumentando los riesgos de salud y seguridad para mujeres con visas H-2B quienes sostienen la industria de los mariscos en Maryland. Apenas este julio, 50 pizcadoras de cangrejo migrantes se enfermaron del COVID-19 en la Isla Hooper’s.

Estamos  agradecidas con las mujeres trabajadoras migrantes cuyas historias dieron forma a este reporte y con nuestros increíbles co-autores: la Clínica de Justicia para Inmigrantes en la Facultad de Derecho de la Universidad Americana y la Clínica de Legislación Federal en la Facultad de Derecho en Georgetown.

Rompiendo el caparazón es una mirada atrás a nuestro reporte del 2010, Cosechada aparte: los retos escondidos que enfrentan las trabajadoras migrantes en la industria de la jaiba en Maryland. Durante los últimos diez años, con el apoyo y liderazgo de las trabajadoras migrantes y personas aliadas, hemos asegurado la prohibición de cuotas explotadoras de reclutamiento. Gracias a nuestros esfuerzos conjuntos, trabajadoras migrantes ya no pagan para trabajar como pizcadoras de la jaiba en la Costa Este de Maryland — es un triunfo enorme. 

Pero, Rompiendo el caparazón revela que a pesar de este cambio, la estructura de programas de trabajo temporal siguen empujando a pizcadoras de jaiba a tomar una decisión imposible: tolerar el abuso o volverse a México y arriesgar jamás ser contratada de nuevo. 

He aquí uno de nuestros hallazgos claves: 

• Las trabajadores viven en alojamiento atestado, trabajan en condiciones apretadas, y tienen acceso limitado a la atención médica. 
• Las trabajadores están regularmente expuestos a humos que provocan asma por el proceso de vaporización de la jaiba y falta de equipo protectivo. 
• Los empleadores y reclutadores discriminan contra las mujeres trabajadoras migrantes, canalizarlas hacia trabajos que pagan menos en comparación con sus compañeros masculinos. 
• Los empleadores no proveen alojamiento para trabajadoras embarazadas, forzándolas a renunciar a sus trabajos y volverse a México. 

Estos hallazgos fortalecen nuestra razón de luchar por un cambio. En Rompiendo el caparazón incluimos recomendaciones, como legislación federal que aborda el abuso durante el reclutamiento, asegura estándares de emergencia durante el COVID-19 y erradica la discriminación.

Tras Cosechada aparte, hicimos unos avances con el apoyo de personas aliadas como tú — y podemos volver a hacerlo. Y en el contexto de la pandemia es necesario que lo volvamos a hacer. ¿Respaldarás a las trabajadoras migrantes en la Costa Este de Maryland en las redes sociales? ¡Al mostrar tu apoyo público, podemos presionar a los gobiernos estatales y federales a mejorar las condiciones para los y las pizcadores de cangrejo ahora! Aquí te dejamos un mensaje de muestra: